domingo, 28 de marzo de 2010

Ensayo sobre Norton Maza y sus Obras

En el mundo están sucediendo tantos cambios que es imposible dejarlos pasar sin que dejen una marca. La guerra, el calentamiento global, el agotamiento de recursos, las tragedias naturales rodean nuestro subconsciente mientras intentamos vivir nuestro día a día. Es ahí en donde veo enfocado el trabajo de Norton Maza. Aunque sean temas populares, el artista supo adoptarlos a su forma de ver el mundo y al mostrarlo de manera distinta.
Por más que sean dos exposiciones distintas, siempre notaremos el toque de Norton Maza en cualquiera de sus obras. Me he dado la oportunidad de ir a ambas, y he notado el lenguaje en común. Sigue la liga de sus obras, pero con mucho contraste entre ellas. “Luces del Caos” se encuentra en la Galería Gabriela Mistral, en donde el espacio es pequeño pero en donde ocupa mucho material. En un lado de la galería presenta dos obras y al otro lado, una gigante; no necesariamente en tamaño sino en saturación de material (Al ser una aglomeración de juguetes). En cambio, la otra galería en donde expuso es la Galería Patricia Ready, en donde el espacio expositivo es grande. Norton decide exponer una pequeña serie de fotos, y una instalación gigante, esta vez sí en tamaño (4m. de altura). Antes de hablar de cada una, debo mencionar la línea de este artista, las similitudes en sus obras y sus contrastes.
Norton Maza ha sido caracterizado por pintar de manera atractiva, temas que son noticia dentro de nuestra sociedad. La ironía es transformada y desarrollada dentro del punto de la estética, para una fácil conexión con el receptor. Mescla la religión, la cultura, la política y las guerras con juguetes y su función de símbolos. Es indispensable notar la cantidad de símbolos que se presentan en las obras de Norton. Desde el uso de animales como emblemas, hasta la manipulación de juguetes para representar entidades completas. Al parecer para el artista no es necesario quedarse en el maquetismo para fotografiar, sino que lleva esta maqueta al lugar de exposición dejándola a ella misma como obra. Juega con el futurismo, con su visión hacia lo divino. Lo mescla con lo terrenal, con la transformación de lo mundano y con lo naif de los juguetes.
Debo recalcar que es un maquetismo preciso. Utiliza el recurso de la iluminación, de tal forma en la que parece una escena real. A través de una excelente composición crea escenas fantasiosas, pero que en el fondo se encuentran muy lejos de ser irreales. Es ahí en donde predomina la ironía. En su exposición “La Maquina” utiliza el recurso de un carrusel a tamaño escala. Este carrusel es sacado totalmente fuera de contexto al ser construido a base de una explosión atómica, en donde junto a unos misiles, forman el soporte para este juego. En vez de carritos hechos de animales, han sido transformados por tanques y medios de transporte de guerra hechos con cartón y objetos encontrados. Lo más interesante es como el receptor se vuelve parte de esta obra tridimensional al poder entrar en ella y mirarla en distintos ángulos, creando acción entre el espectador y la obra en sí. Es impresionante la cantidad de detalle que puedes encontrar en la obra, en donde el tamaño no es escusa para dejar de lado detalles tan precisos como el goteo de líquido negro de los pies de cada pájaro, o el detalle de las pinturas sobre este carrusel. No puedo dejar de lado lo delicada que es cada obra sobre el carrusel, en donde se muestra en cada panel una perspectiva distinta de una visión global: el dolor y la guerra. Junto a este carrusel se encuentra una torre de radiocontrol hecha de cartón y objetos de desecho. Nos muestra su visión de cómo somos observados constantemente, y aunque pasemos la vida jugando en este carrusel es incondicional el mirar hacia el lado para darte cuenta que siguen tu paso.
Su exposición “Luces del Caos” muestra una visión más general de esta invasión y destrucción de no solo lo material, sino que también en lo simbólico. El como la religión se mescla con la política por el simple término de la adoración. Esta fusión entre estas doctrinas ha sido impuesta frente a nuestros ojos y aún así es muy difícil luchar contra ella. Usando el simbolismo, crea obras como a Cristo futurista baleado, o un altar lleno de juguetes. Mescla la fantasía del juguete cotidiano como la bestia o el robot y les da su condición realista, quitándole la visión que tiene un infante de éste. Lo hace asumir el rol que trae por instinto, devolviéndole su simpleza y lo inserta en espacios representadores de la realidad.
En general, podemos aclarar el afán de Norton Maza por dar a entender a través de una manera barroca un problema de trasfondo que nos concierne a todos. La manera en la que por juguetes, nos introducimos a un mundo netamente caótico, frio, ácido y más que nada cercano. No faltará mucho para que todos se vistan de soldados y caminen robots por las calles, si es que no sucede ahora mismo.









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